Hace aproximadamente un año, publicábamos en esta misma sección una tribuna sobre los tebeos valencianos, a modo de introducción de la exposición sobre ellos que acabábamos de producir en el Museo y que, desde entonces, está recorriendo diferentes centros educativos de dentro y fuera de nuestra ciudad. Hablábamos en ese texto de las series de aventuras salidas de los talleres de Editorial Valenciana, con los conocidos Roberto Alcázar y Pedrín y El Guerrero del Antifaz como principales exponentes.

Hoy queremos referirnos a otro personaje que también alcanzó gran popularidad mediada la centuria anterior: se trata de El Hombre de Piedra, obra de Manuel Gago, aparecido en 1950. Ambientado en una Prehistoria, cuando menos, peculiar, esta serie narra las peripecias vividas por Purk, un guerrero que, acompañado de su enamorada, Lila, y de una suerte de escudero, Sandar, transita por una edad de piedra plagada de seres fantásticos. Con ellos lucha en una sucesión de aventuras en la que aparecen multitud de personajes, algunos de ellos mortalmente enfrentados con nuestro héroe, como Tugor o Linai. 

A lo largo de más de doscientos cuadernos -apaisados, en blanco y negro-, El Hombre de Piedra fue habitual en los kioscos españoles hasta su desaparición, avanzada la década de los cincuenta. La serie fue reeditada, ya a color y en formato vertical, a partir de 1974, en plena época de las reediciones, al igual que ocurrió con El Guerrero del Antifaz, que volvió a salir en 1972. No obstante, en los años setenta, la televisión y el cine se habían hecho un hueco también entre los más jóvenes, medios de masas que competían con los tebeos, circunstancia esta que no se daba años atrás, en plena edad de oro de la historieta.

Estas reediciones, a las que se unen, entre otras, la aparición de Jabato y Trueno Color, en Bruguera; o el nacimiento de El Corsario de Hierro (1970), en esta misma editorial -del que hablaremos en otra entrada- y de las Nuevas Aventuras de El Guerrero del Antifaz (en Valenciana, en 1978), fueron el canto de cisne de la historieta de aventuras considerada “clásica” en nuestro país. De hecho, tanto Valenciana como Bruguera cerrarían sus puertas definitivamente en la década siguiente.

Pese a la popularidad que alcanzó, en el fondo de tebeos del Museo solo se conserva un número de El Hombre de Piedra, en concreto, el 74, correspondiente a la segunda edición. Con este breve texto hemos querido recordar a uno de los legendarios protagonistas de las series de aventuras que tanto éxito cosecharon en la sociedad española.

Autor: Rafa Martínez, director de la Fundación Proyecto Puçol.